Este espacio nace con la intención de compartir material de las tradiciones budistas que han dejado huella en mí a lo largo de muchos años. Pretende de esta manera homenajear al Señor Buda y a sus sucesores, en la tradición Theravada, el Vajrayana o budismo tibetano, y el budismo Zen, que son los caminos con los que he tenido contacto directamente y que han influenciado mi vida de manera beneficiosa.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Los cuatro pensamientos que transforman la mente.



Dentro de las prácticas preliminares del budismo tibetano está la reflexión y contemplación de los cuatro pensamientos que transforman la mente. La meditación diaria en ellos ayuda a abandonar la búsqueda de felicidad en las experiencias externas, basadas en los demás y en los altibajos de la vida, hacia una felicidad, una paz y una realización más duradera y estable.
Estos cuatro pensamientos son: 1) La preciosa existencia humana; 2)La impermanencia; 3) La Ley de Karma: Causa y Efecto y 4) Los inconvenientes del samsara.

1) La preciosa existencia humana: Esta oportunidad es difícil de obtener. Valorar las cualidades con las que contamos en esta vida, la posibilidad de conocer y practicar el Dharma, el estar dotado de todas las facultades físicas y mentales. Vivir en un país sin opresión religiosa, política o social, etc son algunos de los dones con que contamos, si lo desperdiciamos, cuando surgirá una nueva oportunidad ?.

2)La impermanencia: Todos los fenómenos surgen y cesan. Todo lo que ha nacido debe morir. La duración de nuestra vida y el momento de la muerte es incierto, y partimos en solitario.
Por lo tanto si no nos decidimos a practicar ahora, cuándo lo haremos?.

3)La Ley del Karma: El Buda dijo: Donde quiera que vayamos, donde quiera que nos quedemos, los resultados de nuestras acciones nos siguen.

Cuando morimos dejamos todo atrás, excepto nuestro karma y nuestras realizaciones espirituales.
Este condicionamiento kármico nos impulsa hacia delante, de acuerdo con lo que hemos puesto en movimiento a través de nuestras acciones, palabras y actos. Comprendiendo a fondo la causación kármica y los medios adecuados, podemos liberarnos.

4) los inconvenientes del samsara: Nacer es difícil, crecer, envejecer, enfermarse y morir también.
Perder lo que queremos es doloroso así como también no obtener lo que deseamos.
Nos sentimos perdidos y empujados por las circunstancias, como si no tuviéramos ningún control sobre nuestra vida.
Sentimos temor hacia lo desconocido y estamos continuamente insatisfechos. Estos son algunos de los tantos defectos de la existencia cíclica.


Crucemos esta marea de confusión y miseria hacia la otra orilla y encontraremos las gozosas aguas de la Iluminación. La paz del Nirvana, la libertad y la eterna felicidad del Despertar perfecto.

domingo, 22 de mayo de 2011

A la memoria de Moriyama Roshi


En diciembre de 2009 tuvimos la maravillosa oportunidad de compartir algunas jornadas con Roshi, hacia 5 o 6 años que no visitaba Montevideo, y se mostro muy complacido de ver los dojos floreciendo.
Tanto para sus discipulos como para los que lo conociamos poco fueron dias muy especiales, su energia luminosa, su buen humor y naturalidad hizo que todos nos sintieramos integrados y comodos.
Estando a su lado percibias lo que es una vida dedicada completamente al mas puro budismo zen, creo que fue una experiencia unica, una de esas joyas en nuestra vida que uno atesora bien.
Lo esperabamos nuevamente este año, pero desde el terremoto y el tsunami en Japon no se volvio a tener noticias suyas.
Pasado un tiempo prudencial en el que se tenia la esperanza de que apareciese, se considera, por parte de su sucesora Joshin Sensei, momento de homenajearlo. No son muchos los maestros budistas que llegan a estas latitudes a entregar la enseñanza.

Un profundo agradecimiento a su labor incansable, y como dice su sucesora por habernos transmitido el Dharma con paciencia, compasion, alegria y en plena libertad.


domingo, 20 de febrero de 2011

El arte del refrenamiento

El libro de la maestra budista Pema Chodron, discípula de Chogyam Trungpa, “Cuando todo se derrumba”, me ha “salvado” muchas veces, es uno de esos libros que en momentos difíciles uno toma para recordar que no hay nada a lo que agarrarse y que lo que nos sucede es mejor vivirlo hasta las últimas consecuencias y extraer su sabiduría, sino tarde o temprano volverá de una y mil formas pero igual en esencia.


Acostumbrarse a vivir sin suelo bajo nuestros pies no es nada fácil y tomar el compromiso con uno mismo de no hacer daño, nos lleva toda la vida. No estoy hablando obviamente de lo evidente: no matar, no robar, no mentir. Me refiero a las maneras más sutiles de dañar, de ser agresivo en nuestras acciones, en nuestro discurso y en nuestra mente.


“La base de una sociedad iluminada es no dañarnos a nosotros mismos ni a los demás en el principio, en el medio y al final. Para crear un mundo sano, hemos de empezar creando ciudadanos sanos, y esos ciudadanos somos nosotros mismos. La agresión más grave hacia nosotros mismos, el daño más fundamental que podemos hacernos es permanecer en la ignorancia por no tener el coraje y el respeto de mirarnos a nosotros mismos honesta y delicadamente”


Y el requisito básico es estar atentos. Tomar conciencia de cómo dañamos es doloroso y requiere tiempo.

El siguiente paso es refrenarse, refrenarse es una de esas palabras rígidas que suenan un poco represoras. Pensamos que seguramente las personas vivas, e interesantes no se refrenarían. Pero en este contexto refrenarse es un método hábil de dharma.


Refrenarse es la cualidad de no buscar entretenimiento en el momento en que nos sentimos ligeramente invadidos por el aburrimiento, es la práctica de no rellenar inmediatamente el espacio porque hay una brecha.


No actuar siguiendo el impulso o el patrón habitual mental o de conducta.

Al refrenarnos vemos que hay algo entre el surgimiento del deseo, de la agresión o de lo que sea y cualquier acción resultante.

Refrenarse es el método que permite llegar a conocer la inquietud y el miedo, si nos entretenemos inmediatamente, si no hacemos ninguna pausa nunca podremos relajarnos. Es la forma de hacerse amigo de uno mismo en el nivel más profundo posible.


Estar atento, refrenarse y comprender son los primeros pasos necesarios para el surgimiento de algo nuevo en nuestra mente, algo que nos posibilite un cambio verdadero, no momentáneo, un espacio amplio donde ya nada nos tome por sorpresa, y permanezcamos relajados aún en el ojo de la tormenta.


Esa es mi humilde aspiración.

sábado, 15 de enero de 2011