
uno discute a la izquierda, uno discute a la derecha,
uno desciende, uno asciende,
esta persona dice no, uno dice sí,
adelante y atrás
uno es feliz,
uno es realmente feliz"
Este espacio nace con la intención de compartir material de las tradiciones budistas que han dejado huella en mí a lo largo de muchos años. Pretende de esta manera homenajear al Señor Buda y a sus sucesores, en la tradición Theravada, el Vajrayana o budismo tibetano, y el budismo Zen, que son los caminos con los que he tenido contacto directamente y que han influenciado mi vida de manera beneficiosa.
1. Todos los estados encuentran su origen en la mente. La mente es su fundamento y son creaciones de la mente.
Si uno habla o actúa con un pensamiento impuro, entonces el sufrimiento le sigue de la misma manera que la rueda sigue la pezuña del buey...
2. Todos los estados encuentran su origen en la mente. La mente es su fundamento y son creaciones de la mente.
Si uno habla o actúa con un pensamiento puro, entonces la felicidad le sigue como una sombra que jamás le abandona.
Los videos que verán a continución forman parte de una serie llamada “Descubre el budismo”, publicada por la Fundación para la preservación de la tradición Mahayana o FPTM. Fundación creada por Lama Yeshe en 1975 durante su exilio en Nepal desde donde comenzó a enseñar budismo a occidentales en forma regular.
Lama Yeshe viajó dando enseñanzas por muchos países hasta su muerte en 1984 cuando tenía 49 años.
Fue a mi entender un maestro extraordinario que dejó un legado de sabiduría y práctica de mucha profundidad y belleza, que hoy sigue difundiéndose a través de sus libros y de sus alumnos que continúan su manera actualizada de enseñar.
La tradición Guelupa a la que también pertenece el Dalai Lama se caracteriza por el análisis minucioso de los procesos mentales, y por el estudio sistemático de los temas fundamentales del budismo, solo comprendiendo y practicando estos preliminares (renuncia, bodhichitta y visión correcta) se puede acceder al estudio y práctica del Tantra budista propiamente dicho.
"Pese a rozar la cuarentena, Ani Choying Drolma sigue teniendo cara de niña, de chica lista y despierta, segura de sí misma. Es difícil encontrar en su mirada el rastro de la niña abusada y apaleada que se crió en el barrio de Bodnath, en Katmandú, centro neurálgico de la colonia tibetana en Nepal, aunque tal vez esa fortaleza que desprende esta monja budista tenga algo que ver.
Esta monja tibetana exiliada en Nepal congrega multitudes a base de mantras
Ani Choying tiene una extraordinaria voz y congrega multitudes cuando entona mantras tradicionales tibetanos. Viaja por todo el mundo y acaba de publicar su biografía, La canción de la libertad (Vergara). Cuando no viaja, vive en Katmandú, donde ha fundado escuelas para monjas budistas con los beneficios que obtiene con sus actuaciones, una red que ahora se ampliará a un centro de diálisis renal en memoria de su madre muerta por una insuficiencia.
Naturalmente, es vegetariana, y en el restaurante se vuelcan para satisfacerla. Le fascina la textura de las yemas de espárragos de Navarra, pero aún más el aceite de oliva virgen que las acompaña, que rebaña a conciencia con pan.
- Mmmm, déjelo, déjelo, conmina al camarero que pretende llevarse el plato.
Ani Choying es hija de una familia de origen tibetano que llegó a Nepal con la diáspora que siguió a la invasión china, un conflicto que sale una y otra vez en la conversación. Está próxima del Dalai Lama, a quien se refiere como "su santidad" y a quien considera "un ejemplo viviente de la persona que cree en la no violencia, alguien que para mí es un ejemplo y una inspiración, y es una desgracia que el Gobierno chino no se dé cuenta". "En el fondo de mi corazón estoy convencida de que esto cambiará", añade.
Hace años, antes de que se tensara de nuevo la situación, consiguió un visado para viajar al Tíbet y estuvo en Lhasa. "Era muy triste", recuerda, "excepto por algunos momentos, la mayor parte del tiempo creía estar en China". Ahora ha intentado volver y no la han dejado, ni siquiera le han permitido acudir a dar un concierto al que la habían invitado.
Su carisma parece molestar a las autoridades de Pekín que incluso han presionado al Gobierno de la India para que cancele un concierto en honor del Dalai Lama donde debía actuar. "Nueva Delhi no quiere enemistarse demasiado con Pekín", asume.
Le digo que deje de hablar e hinque el diente en los extraordinarios corazones de alcachofa fritos con que nos deleita el chef. Tarda en reconocer la hortaliza, pero cuando la identifica vuelve a poner cara de niña feliz.
Considera que la violencia que sufrió de pequeña es finalmente algo positivo porque sin aquellos dolorosos episodios no estaría donde está. "Yo tomé una decisión y con la ayuda de mi maestro he sido capaz de cambiar la perspectiva, la forma de mirar hacia atrás y hacerlo de una manera positiva. He sido capaz de desarrollar comprensión y paz en mí misma y de darla a los demás".
Y le gustó mucho el discurso de la toma de posesión de Barak Obama, porque habló de responsabilidad y porque es la "cara de la esperanza". "En lugar de maldecir porque no te gusta la oscuridad ¿por qué no enciendes tú mismo las velas?", proclama.
Entrevista extraída de un blog que no cito porque no pude volver a encontrar. Sepan disculparme.
La palabra “religión” viene de la palabra latina “religio”, que significa vínculo. Sugiere un vínculo con lo divino en el que se engloba todo nuestro ser. Una persona verdaderamente religiosa es aquella que se vincula con lo divino, o con la realidad última, comprometiendo todo su ser con ese vínculo hasta el punto de hacer posible una realización última. Todas las religiones tienen palabras como “liberación” y “salvación”. Las palabras de esta naturaleza expresan la liberación del engaño _una libertad completa y total_ y la comprensión absoluta de la realidad ultima. En el budismo lo llamamos Iluminación.
Ajahn Sumedho.
"...Tengo muchas enfermedades
y he muerto muchas veces;
muertos están mis prejuicios
en la vasta esfera de la visión;
todas mis distracciones y desidias
han muerto en la esfera de la práctica;
mis pretensiones e hipocresías
han muerto en la esfera de la acción;
muertos están todos mis temores y esperanzas
en la esfera de la realización;
y en la esfera de los preceptos
yacen muertos todos mis afectos y ostentaciones.
Yo, el yogui, he muerto en el reino del Trikaya.
Por eso, el día de mañana, cuando este yogui expire,
no será arropado por ningún bello sudario
sino por las sutiles voces de las deidades;
su cadáver no será atado con una cuerda de cáñamo
sino con el cordón del canal central;
el cortejo que lo conduzca al cementerio
no será el de los compungidos hijos
sino el del bendito vástago de la sabiduría;
y no recorrerá un camino de tierra gris
sino el del sendero al despertar..."
Jetsun Milarepa
"El agua de la corriente del valle siempre está fluyendo. Corre y corre sin detenerse ni siquiera un instante. Su rumor me hace sentir el sonido del tiempo.
El agua del tiempo reverbera sobre la ribera del universo. Aunque su fluir sea más lento, las rocas, árboles, casas y ciudades también están fluyendo. El pensamiento y la cultura fluyen también. Que todo esto tenga una apariencia inmutable no es más que una ilusión.
Hacemos muchos esfuerzos para mantener las cosas como están, pues sólo los seres humanos nos lamentamos de la transitoriedad. Sin embargo, por mucho que nos quejemos o protestemos, no podemos impedir que todo fluya. Si somos capaces de ver las cosas tal y como y son y fluimos con ellas, entonces disfrutaremos de la transitoriedad. Debido a que la vida humana es transitoria, toda clase de figuras están tejidas en su tela.
Al comienzo de la meditación zazen, cuando todo está en calma, el sonido de la corriente del valle es fragoroso y claro. Después, cuando caminamos lentamente para desentumecer las piernas y desperezarnos, da la impresión de que el sonido de la corriente es menos audible. Cuando el zazen ha finalizado, el sonido ha desaparecido por completo. ¿Como es posible esto?.
En realidad, el sonido de la corriente del valle, no aumenta, disminuye o desaparece. Cuando las olas de nuestras mentes se calman, podemos escuchar las enseñanzas del agua, los guijarros, hierbas y árboles, ríos y montañas nos están transmitiendo con su voz. Cuando nuestros pensamientos están ocupados con los asuntos del mundo externo, entonces estos seres de la naturaleza dejan de hablarnos. En realidad no es que hayan enmudecido, sino que estamos tan atrapados por el mundo exterior que no tenemos oídos para escuchar.
Al igual que con nuestros oídos, sucede lo mismo con nuestros ojos. Cuando el ojo de la mente es claro, vemos a todas las existencias naturalmente, tal y como son; pero desde el momento en el que nuestra conciencia se distrae con un solo pensamiento de su actividad ilusoria, lo que vemos deja de ser registrado fidedignamente por nuestras mentes. Nos volvemos ciegos, del mismo modo que nos volvemos sordos a los sonidos que nos rodean. Cuando nuestra atención es empujada de acá para allá, dejamos de ver lo que ha de ser visto y de oir lo que ha de ser escuchado.
Al escuchar insconscientemente el fluir del agua, ¿no genera la impresión de que está creando un ritmo?. Sin embargo, ni una sola gota de agua pasa dos veces por la misma piedra y el rumor del agua precipitándose sobre las rocas está cambiando constantemente. La percepción de uniformidad es una ilusión de la mente, los oídos y ojos humanos. El agua que ha fluido una vez a través del lecho del río jamás puede repetir su curso. La vida humana no es diferente. Nuestros ojos y mente mundanos son los únicos que ven lo de ayer como igual a lo de hoy.
Los ojos y mentes iluminadas reconocen que cada momento tiene una forma diferente de cualquier otro momento."
Shundo Aoyama
del Libro: Semillas Zen: reflexiones de una monja Zen
Hacia los años ochenta, el Maestro Deshimaru pidió a sus discípulos del dojo de París que escribiesen sus biografías. Yo debía tener 27 o 28 años y aparte de practicar zazen y de seguir su enseñanza, mi vida parecía contener pocas aventuras. No obstante comencé, y comencé por contar la historia de la pesca de la gamba. Cuando tenía diez años, al final de las vacaciones en el mes de septiembre, en la época de las grandes mareas, mi padre y mi abuelo nos llevaban a pescar gambas. Se sucedían largos preparativos. Por la mañana, a la salida del sol, mi abuela se dirigía al mercado a comprar un surtido de pescados baratos. Después, mi abuelo ensartaba las cabezas de los peces en el alambre de los rételes, blasfemando tranquilamente porque se pinchaba los dedos. Empezábamos con marea alta, lanzando los rételes desde peñascos escarpados, con las olas lamiéndonos los pies, y sacábamos del mar cangrejos. Por supuesto, el recoger los cangrejos e introducirlos en la cesta de mimbre era toda una historia. Una vez en casa, vertíamos nuestro acopio de cangrejos en una gran tinaja y esperábamos dos o tres días a que murieran. De nuevo mi abuelo ensartaba los cangrejos en los rételes y salíamos, esta vez con marea baja, a pescar gambas. Por lo general estas expediciones se saldaban con un total fiasco y mi padre acababa siempre comprando hermosas gambas en la taberna de la esquina, frente a un vaso de vino blanco. Mi biografía debía comenzar así pero mi compañero de aquel tiempo me hizo entender que aquello no tenía gran interés, que era estúpido y que mejor haría en abandonar la idea de contar la historia de mi vida. Casi veinte años han pasado y de nuevo me encuentro en la tesitura de escribir mi biografía. Y una vez más, aparte de practicar zazen, afeitarme la cabeza y llevar cada día el kesa, mi vida no parece ni demasiado azarosa ni demasiado apasionante para los demás. Así pues, vuelvo con la pesca de la gamba. Lo que me impresionaba, siendo una niña, era lo absurdo de tales acciones, dejando aparte el hecho de que pasábamos buenos ratos. Era ridículo, absurdo, humano con sus gritos y colores. Es lo que hubiera querido expresar en aquella época y lo que ahora quisiera poder expresar. Yo no he tenido un despertar al hecho de la impermanencia; más bien las acciones del mundo tal cual es me parecieron súbitamente alejadas de sus objetivos. El mundo tal como me lo habían mostrado mis padres, mis antepasados, mis profesores, mis tutores etc, me parecía absurdo y bloqueado. La religión tradicional en la cual me habían educado mis padres no me había aportado tranquilidad alguna. Tampoco los estudios me habían dado la libertad. La pregunta ¿por qué? no obtenía respuesta, y la cuestión ¿cómo? tampoco. Después de peregrinar por la duda, el miedo y el cinismo, encontré zazen y la maravillosa enseñanza del Maestro Deshimaru. Todo estaba claro, derecho y luminoso. De esta manera mi vida es la de una muchacha que salió a pescar gambas y en el camino encontró una perla brillante.
Bárbara Kosen
Las flores se deshojan aunque las amemos, las malas hierbas crecen aunque las aborrezcamos; es así.
Dogén
Esta vez profundizó en el corto tiempo del que dispusimos, solo estuvo un día en Montevideo, sobre el cultivo de la atención y la meditación Vipassana.
Hay que tener en cuenta que el enfoque de la meditación Vipassana es en el contexto del budismo theravada tradición a la que pertenece Bhikku Nandisena. El es abad del monasterio Dhamma Vihara en México y es una gran oportunidad de recibir enseñanzas de primera mano en español, algo poco corriente dentro del budismo, de alguien tan calificado para darlas.
Recibir enseñanzas directamente por mínimas que sean deja una huella distinta en uno. Te aclaran puntos que a través de la lectura es casi imposible obtener, y resulta sumamente estimulante para la práctica.
Algunos temas que se tocaron y que me resultaron especialmente interesantes fueron:
El cultivo de la atención nos permite darnos cuenta de lo que estamos experimentando, tanto a nivel físico como mental. Resulta así la atención, una protección del surgimiento de los estados que afligen y contaminan la mente. O sea si uno está en ese estado semi dormido que solemos estar cotidianamente a lo largo del día es muy fácil caer presa de las perturbaciones mentales, no discriminarlas en el momento. En cambio si nos entrenamos en el cultivo de la atención a través de la meditación es más fácil ser consciente de los estados de la mente y neutralizar los dañinos
.
Es importante la respiración como objeto primario de meditación porque siempre está con nosotros, pero cuando surgen objetos mentales, pensamientos imágenes, o sensaciones físicas, dolor, picazón, hay que hacerlos parte de la práctica. Observarlos sin involucrarse. Si surgen es porque hay causas y condiciones para ello y eso hay que aceptarlo. Nos hacemos conscientes de eso hasta que desaparezcan por si solos y luego volvemos a la respiración.
Otro punto importante es que la naturaleza de la mente es buscar objetos diferentes continuamente y es muy poco lo que está bajo nuestro control, lo que surge en cada momento no está bajo nuestro dominio sino que es la atención al objeto nuestro dominio, y es en eso en lo que hay que centrarse, y para qué?, para pacificar la mente, y aprender a relacionarnos de otra manera con los objetos mentales, sin apego, sin aversión, aceptando la realidad tal cual es.
Eso me pareció muy liberador, no es tan importante lo que surge y cesa en la mente, sino el desarrollo de una atención plena que nos permita, en la medida que practiquemos, percibir la realidad tal cual es y de eso se trata Vipassana.
Bueno esto es solo un pequeño esbozo o una primera aproximación a lo que es la meditación vipassana, hay instrucciones precisas sobre como meditar sobre la respiración, que hacer cuando surgen los pensamientos, etc. Pero dejo esta pequeña muestra para quien le interese se acerque a algún grupo o maestro que pueda darle instrucción específica o conectarse directamente con U Nandisena (Buddhismo hispano).
Extracto de “Preguntas y respuestas acera de la meditación vipassana" por Venerable U Silananda, traducción U Nandisena.
El término vipassana esta compuesto de dos partes-vi que significa "en varias formas" y passana que significa "ver." Entonces vipassana significa ver en varias formas.
¿De qué me puede servir la meditación vipassana?
El objetivo final de vipassana es erradicar completamente las impurezas de su mente. Antes de esto, existen los beneficios de tranquilidad, paz mental y la habilidad de aceptar las cosas como vienen. Vipassana le ayuda a ver las cosas como realmente son y no como parecen ser. Las cosas parecen ser permanentes, deseables y substanciales, pero en realidad no lo son. Cuando practique meditación vipassana, experimentará el surgir y el cesar de los fenómenos mentales y físicos. Y tendrá una compresión más clara de lo que está ocurriendo en su mente y cuerpo. Usted podrá aceptar las cosas como se le presentan con menos agitación y podrá relacionarse con las situaciones de una manera más positiva.”